Por: Javier Zúñiga S.
Un deporte espontáneo, esa es la mejor excusa que la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) ha utilizado para rehusarse a implementar distintas tecnologías para mejorar el fútbol mundial, sin embargo, los últimos fallos arbitrales los han puesto a pensar en que es hora de actualizarse.
¿Y cómo no?, si es el único deporte que no utiliza la repetición instantánea para revisar jugadas polémicas, incrementándose así, los fallos arbitrales que como buenos humanos, son constantes.
El último caso, la mano de Thierry Henry, que tiene a la “poderosa” Francia en el mundial, y a la “débil” Irlanda en casa reclamando de todas las maneras posibles, hace pensar que ya es hora de una fusión entre el fútbol y la tecnología moderna.
La repetición instantánea, no es la única respuesta, el balón inteligente que indique por si mismo que ha cruzado la línea de gol, un quinto árbitro mirando el partido en una cabina con un sistema de comunicación instantáneo con los árbitros del campo, son otras opciones para modernizar el fútbol.
Si bien estoy de acuerdo en que la espontaneidad es uno de los factores que hacen al fútbol el deporte más hermoso del mundo como dice Luis Omar Tapia, también creo necesario convertirlo en un deporte más justo, sin convertirlo en una corte suprema, con el fin de evitar un desorden mayor como el tener que cambiar la cantidad de equipos en un mundial, aspecto que está establecido desde hace más de dos décadas.
El último deporte en sucumbir a la tecnología, fue el baseball, al imponer la repetición para las jugadas dudosas en cuanto a Home Runs se refiere, de esta manera se demuestra que tampoco tiene que invadir todo el deporte o todas las reglas, solo lo que es justo y necesario.
El fútbol podría utilizar un método parecido al que utiliza el tennis, una cantidad de oportunidades limitadas para pedir la revisión de un reclamo, por lo que los entrenadores no podrían estar deteniendo el juego cada cinco minutos, y el espectáculo seguiría siendo entretenido y un poco más justo.
De no dar este salto de la mano con la tecnología, el futbol corre el peligro de perder adeptos, fundamentados en la extrema facilidad de corromper la competición, así como a la falta de sentido de luchar noventa minutos, para ser condenados por un hombre en diez segundos, fundamento que cada vez es más repetitivo y adquiere más sentido.
2 de diciembre de 2009
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